Cómo es público y conocido, desde fines del año pasado y comienzos de este año ¿se produjo un "Operativo Clamor"? para que Máximo Kirchner asuma la presidencia del Partido Justicialista Bonaerense.
"Clamor" de un intendente del Conurbano (Martín Insaurralde), al que luego se sumaron resignadamente otros más, que debía concluir con la renuncia de todas las autoridades partidarias, delegados y consejeros provinciales, para que don Máximo pudiera asumir la jefatura del PJ y "reorganizarlo" a su antojo.
El intento hasta ahora no ha logrado concretarse, a pesar de que muy rápidamente los otros "recios barones del conurbano" decidieron someterse a la nueva situación, sin importar si se cumplían los requisitos legales, jurídicos y políticos que justificaran la maniobra, porque una de las tantas enseñanzas que ha dejado Perón para la vida política (Nacional y partidaria), es que "todo debe hacerse dentro de la Ley, y nada debe hacerse fuera ella".
Hasta ahora, sólo uno de los intendentes ha decidido "dar batalla" y enfrentar la virtual intervención del partido a nivel provincial.
El episodio, hasta aquí, suscita algunos interrogantes que no son menores y pone en evidencia el grado de disolución y aburguesamiento que presenta el espíritu de varios de los dirigentes que están al frente de la estructura partidaria, como si la "GESTIÓN" los hubiera agobiado y agotado, pandemia del coronavirus mediante.
EN PRIMER LUGAR:
El desembarco del diputado Máximo Kirchner en el aparato partidario provincial presenta un problema jurídico que no es menor: si bien ingresó a la Cámara de Diputados de la Nación en el 2019 representando a la provincia de Buenos Aires, hasta el día de hoy don Máximo está afiliado a un partido de la provincia… de Santa Cruz, según consta en los archivos de la Cámara Nacional Electoral.
Gran interrogante: ¿se puede asumir la presidencia de un Partido a nivel provincial, si se está afiliado a otro partido en otra provincia?.
EN SEGUNDO LUGAR:
¿Cuáles son los pergaminos que permitirían obviar este gran inconveniente jurídico -que un no afiliado asuma la presidencia de un Partido al que se debe estar afiliado-, cuando hasta ahora ha sido más que evidente el rechazo del “candidato” a la estructura partidaria oficial, a nivel nacional y provincial?.
Más todavía: ¿puede asumir la presidencia del Partido Justicialista alguien que nunca ha reconocido el liderazgo y la ejemplaridad de Juan Domingo Perón en su militancia?.
Y sobre todo, ¿puede asumir la representación de los peronistas de la provincia de Buenos Aires quien no sólo ninguneó a José Ignacio Rucci en el aniversario de su cruel e infame asesinato, sino que además rindió homenaje a quien fue su histórico adversario, y también de Perón, el dirigente sindical cordobés Agustín Tosco?.
Más bien podría pretender la presidencia del Partido Comunista, al que pertenecía este último, si lo admira más!!!.
Indiferencia total hacia Perón, desprecio a José Ignacio Rucci: ¿éstos son los méritos para pretender ser presidente del PJ bonaerense?.
¿Qué clase de peronistas son los que permiten que se oficialice semejante atropello a una de las personalidades más ejemplares y puras del Movimiento Nacional Justicialista y uno de los dirigentes más leales a Perón en toda la historia del Movimiento?.
Evidentemente, el PERONISMO y su mística revolucionaria está totalmente ausente de los "barones" que con tal de no pelear y conservar sus kiosquitos permiten intrusar al Partido Justicialista, como si eso les asegurara algún futuro.
0 comentarios:
Publicar un comentario