El Peronismo herido en su línea de flotación:


Entre la Macro y la Microeconomía del Ajuste:  

El Peronismo, ese gigante que alguna vez fue el motor de las grandes transformaciones sociales en la Argentina, hoy se encuentra herido en su línea de flotación. 

Sin una conducción genuina, usurpado por armados políticos diseñados para sostener privilegios individuales, el justicialismo ha perdido su rumbo. 

Pero, el problema no es solo político; es económico, social y profundamente estructural. 

En esta coyuntura electoral de 2025, el PJ se presenta fracturado, sin identidad, mientras la conducción actual sigue atada a una lógica de supervivencia política que solo busca estirar los fueros y perpetuar intereses personales. 

El Peronismo, que nació para ser un movimiento, hoy no es más que un cascarón vacío, una estructura partidaria que dejó de representar a los trabajadores, a los pequeños comerciantes y a los productores que sostienen al país con su esfuerzo cotidiano. 

Pero el verdadero drama de esta crisis no se entiende sin mirar la economía. 

El Gobierno actual, con su obsesión por la macroeconomía, ha puesto todo el peso del ajuste sobre la espalda del ciudadano común. 

Nos hablan de superávit fiscal, de equilibrio monetario y de estabilización macroeconómica, mientras la microeconomía -la de los bolsillos, las familias, las pymes y los trabajadores- se hunde en una espiral de deterioro imparable. 

La Macro que Aplasta a la Micro:
La estrategia económica implementada ha priorizado ajustar las cuentas públicas a cualquier costo, usando el bolsillo de los argentinos como única herramienta para sostener los números macroeconómicos. 

Se celebran cifras frías de una inflación que desacelera levemente, pero se ignoran las góndolas vacías, las ventas desplomadas y los comercios que cierran todos los días. 

Se habla de estabilidad cambiaria mientras las tarifas, los alimentos y el transporte asfixian a quienes viven de un salario o una jubilación mínima. 

La macroeconomía, tal como se plantea hoy, solo deteriora la microeconomía. 

No hay plan de desarrollo productivo, no hay incentivos para las pymes, no hay medidas que impulsen el consumo interno. 

Todo lo contrario: el ajuste se aplica con ferocidad en los sectores más vulnerables, destruyendo la capacidad de compra y hundiendo aún más a la economía real. 

Los indicadores que se exhiben como logros en los despachos oficiales no se reflejan en la vida cotidiana. 

La heladera sigue vacía, la inseguridad domina las calles, la educación pública se resquebraja y la salud es un privilegio que pocos pueden pagar. 

La luz de alerta se enciende con mucha fuerza en el Conurbano Bonaerense, esa muestra es el disparador certero de lo que pasa en todos lados.

El Peronismo Perdió su Norte: 
Y mientras tanto, ¿dónde está el Peronismo?. Perdido en internas estériles, corriendo detrás de una zanahoria que solo lleva al abismo. 

Nos hicieron creer que el Peronismo es una mala palabra, que su esencia es corrupción y decadencia. 

Pero, el verdadero error fue permitir que la conducción se entregara a un esquema político sin raíces, una estructura que dejó de representar al movimiento popular para convertirse en una maquinaria electoral de ocasión. 

Los dirigentes actuales no hablan de Perón, ni de Evita, ni de los principios que hicieron grande a este movimiento. 

Se refugian en nombres propios, en monumentos y relatos que nada tienen que ver con las necesidades actuales del pueblo. 

Porque el Peronismo siempre fue acción, no relato. 

Fue producción, no especulación. 
Fue trabajo y justicia social, no ajuste y recesión. 


¿Hasta Cuándo Vamos a Callar?.
¿Cuánto más vamos a soportar esta situación?. ¿Hasta cuándo seguiremos viendo cómo nos roban la identidad movimientista, reduciendo al justicialismo a una estructura vacía que ya ni siquiera puede retener su histórica lista?. 

El pueblo está harto de ver a dirigentes que se llenan los bolsillos mientras las familias no llegan a fin de mes. 

Hartos de ver cómo se priorizan las internas partidarias mientras la inseguridad cobra vidas todos los días, mientras la educación pública agoniza y la salud se convierte en una utopía. 

Es hora de despertar. 
Es momento de recuperar nuestra esencia y dejar de ser cómplices silenciosos de un sistema que usa al Peronismo como un sello de goma para seguir haciendo negocios. 

El Peronismo no nació para servir intereses de cúpulas políticas; nació para servir al pueblo. 

Y el pueblo hoy sufre, trabaja y espera. 

La microeconomía debe volver a ser el eje. 
Sin producción, sin empleo, sin consumo interno, no hay país que resista. 

Ajustar sobre el bolsillo de los trabajadores para maquillar cifras macroeconómicas no es una solución, es una condena al fracaso. 

Necesitamos políticas que impulsen el crecimiento desde abajo, que fortalezcan a las pymes, que recuperen el poder adquisitivo de los salarios y que devuelvan la dignidad al trabajo argentino. 

Es Ahora o Nunca: 
El Peronismo tiene que decidir si quiere seguir siendo un apéndice de ambiciones personales o si va a recuperar su rol histórico como motor de desarrollo y justicia social. 

Y para lograrlo, debemos ser claros: basta de excusas, basta de silencios cómplices, basta de correr detrás de una estructura partidaria que ha perdido su razón de ser. 

No podemos permitir que la historia nos recuerde como la generación que dejó morir al Peronismo. 

Es momento de volver a las raíces, de hablar de Perón, de Evita, pero sobre todo, de hacer lo que ellos hicieron: poner al pueblo en el centro de la escena, impulsar el trabajo, la producción y la educación, y construir una Argentina que vuelva a abrazar su identidad nacional. 

La macroeconomía no sirve si la microeconomía está en terapia intensiva. 

Y hoy, Argentina necesita urgente una transfusión de producción, trabajo y dignidad. 

Basta de espejismos. 
Es hora de recuperar la realidad. 

NOTA, gentileza del Secretario General de la 62 Organizaciones Gremiales Peronistas compañero "Carlos Miguel Sosa".



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