La diferencia entre cometer una falta siendo Presidente y siendo Policía:


LO PÚBLICO Y LO PRIVADO:

El hecho ocurrido a mencionar, refleja con crudeza el lugar que la sociedad asigna a sus prioridades y la escala de valores con la que se mide al trabajador en comparación con los grandes poderes económicos, el juego clandestino, los casinos y la economía en general. 

Mientras el foco mediático se centra en el escándalo de la criptomoneda $LIBRA y en los oportunistas que aprovecharon esta noticia para sus propios beneficios, pasó casi desapercibido que cientos de Policías de la provincia de Buenos Aires, sin sindicato ni aspiraciones políticas, se manifestaron reclamando algo tan básico como poder llegar a fin de mes. 

Reclamar por poder alimentar a sus familias. 
Los están matando. 
O mejor dicho, nos están matando a los argentinos.


La vida es el primer eslabón de la cadena que define nuestra humanidad. 

Sin vida, no hay nada. 
¿Y sin trabajadores?. 
¿Qué nos queda?. 

Hoy, el foco está puesto en las máquinas, la tecnología y las monedas virtuales. 

Es entendible, lo “macro” siempre captura la atención. 

Pero lo “micro”, la realidad de nuestros jubilados, médicos, maestros, policías y tantos otros trabajadores que no llegan a fin de mes, queda descartado. 

Queda tirado a la basura.

Faltas cometidas por el Presidente y por los Policías.

**¿Burda comparación o discriminación laboral?**

¿Cuándo nos preguntamos qué trabajo es más importante que otro?. ¿Desde qué óptica?. 
¿El ombligo propio, una pirámide que define quién vale más o menos, o acaso somos todos humanos: abuelos, padres, hermanos?. ¿O somos animales de distintas clases sociales?.

Para ser directos y prácticos: un Policía que cesa sus actividades reclamando derechos laborales -que deberían ser garantizados por su condición de empleado público- es castigado con sanciones, apartamientos y hasta cesantías. 

Sus reclamos son ignorados, y las consecuencias de su accionar recaen sobre él y su familia.

Mientras tanto, si el Presidente incurre en incompatibilidades con su función pública, mezcla intereses privados con lo público o desafía las normas, ¿no pasa nada?. 

¿No se considera ese daño patrimonial a las víctimas, como sí ocurre con el trabajador despedido?. 
¿O acaso nuestro primer mandatario también es una víctima?.

Los Policías que hoy reclamaron sabían que podían quedarse sin trabajo, pero lo hicieron porque necesitan ser escuchados. 

Sin embargo, mientras sus causas judiciales avanzan con rapidez, las que involucran a altos funcionarios suelen quedar “planchadas” con el tiempo. 

La vida sigue, pero para esos Policías no hay segundas oportunidades.



Esta desigualdad entre funcionarios públicos es evidente: al de abajo lo pisamos junto con su familia, al de arriba lo protegemos porque “solo tiene una hermana y algunos perros” (con todo respeto a los animales y a la investidura presidencial). 

Pero el respeto debe ser mutuo, señores.

Defiendo la institucionalidad y la figura presidencial todos los días, pero no deberíamos haber llegado a este punto. 

"Pienso, luego existo", muchachos.

Movilizaciones invisibles de trabajadores sin valor.

**Los Policías que arriesgan todo y nadie escucha**

Policías de Merlo, Hurlingham, Tres de Febrero, Moreno, Esteban Echeverría y otros distritos (muchos) protestaron pacíficamente, aunque casi nadie se enteró. 

Ya deben estar marcados por sus superiores, sindicados y señalados ante el Ministro de Seguridad, quien parece no advertir que sus policías cobran menos que un empleado de seguridad privada. 

Y todavía tiene la desfachatez de comparar sus salarios con los de la Policía Federal o la Policía de la Ciudad.

Por favor, señor Gobernador, abra los ojos. 
Escuche a sus trabajadores. 

Hoy las protestas pasaron casi inadvertidas, pero mañana podrían no hacerlo. 

Más de 100.000 efectivos y sus familias votan. ¿Usted qué hará al respecto?.

Mientras tanto, un trabajador que reclama por el alimento de su familia es visto como un loco. 

Y si ese loco es innovador pero no distingue los límites entre lo público y lo privado, no pasa nada. 

Sin embargo, para el policía que comete un error, la consecuencia puede ser perder la vida, el trabajo o su familia, y en el peor de los casos, morirse de hambre.

"Dios se apiade de nosotros, de los fondos buitres, de los Policías y... váyanse todos a…".

Vamos a decirlo distinto:
*"Buenos Aires necesita volver a ser un lugar seguro para vivir, y para ello, la voluntad política debe ir de la mano de acciones concretas"*.

El momento de actuar es ahora, muchachos, ahora. Con medidas ejemplificadoras para todos los empleados públicos por igual.

NOTA, gentileza del doctor "Esteban Maximiliano Ibarra Guevara".



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