Los regímenes extremistas siempre terminan devorándose a sí mismos.
La Argentina no es ajena a los experimentos políticos que juegan con fuego.
Desde la violencia de los años 70 hasta los desvaríos mesiánicos de distintos gobiernos, la historia ha dejado una lección clara: cuando el odio se convierte en la estrategia, el fracaso es el único destino posible.
En el presente, quienes se presentan como los dueños de la verdad han tomado el control del Estado sin haber pasado por el filtro de la voluntad popular.
En el presente, quienes se presentan como los dueños de la verdad han tomado el control del Estado sin haber pasado por el filtro de la voluntad popular.
No fueron votados, pero gobiernan desde las sombras, operando con un poder descomunal que nadie les concedió legítimamente.
Controlan discursos, manejan medios, imponen estrategias y definen enemigos con una lógica que recuerda a los regímenes más oscuros del siglo XX.
No necesitan exponerse: su poder es tan grande que se reservan el privilegio de actuar sin dar la cara.
Uno de esos estrategas en las sombras es "Santiago Caputo", el cerebro de la manipulación, el hombre que opera desde el anonimato para que otros sean la cara visible del atropello.
Uno de esos estrategas en las sombras es "Santiago Caputo", el cerebro de la manipulación, el hombre que opera desde el anonimato para que otros sean la cara visible del atropello.
Su odio desmedido, como el que mostró en su mirada desencajada hacia "Facundo Manes" en el Congreso, no es una excepción: es la regla de un Gobierno que ha decidido gobernar con violencia política, coacción y amenazas.
Caputo no tiene cargo, pero su influencia es total.
Se mueve como los viejos operadores del fascismo, sin asumir responsabilidades, pero manejando los hilos de un sistema basado en la persecución de quienes piensan distinto.
Pero no es solo él.
Pero no es solo él.
Su jefe, el Presidente "Javier Milei", juega un doble discurso: mientras se presenta como un justiciero antisistema, permite que sus segundas líneas aprieten, patoteen y coimeen a quienes buscan enriquecerse con el Estado.
Mientras él grita contra la casta, su Gobierno está plagado de negociaciones turbias, acuerdos en las sombras y una estructura que se alimenta del miedo y la corrupción.
Milei se vende como un topo infiltrado para destruir el Estado, pero en realidad lo está usando para garantizar que sus operadores y testaferros sigan facturando con la plata de todos.
La historia y los peligros de los regímenes mesiánicos:
Si hay algo que la historia ha demostrado una y otra vez es que el fascismo y el nazismo no nacieron de un día para el otro, sino que se fueron gestando en contextos de desesperación social, donde el pueblo fue manipulado con discursos de odio y falsas promesas de restauración.
La historia y los peligros de los regímenes mesiánicos:
Si hay algo que la historia ha demostrado una y otra vez es que el fascismo y el nazismo no nacieron de un día para el otro, sino que se fueron gestando en contextos de desesperación social, donde el pueblo fue manipulado con discursos de odio y falsas promesas de restauración.
"Adolf Hitler" no llegó al poder con la fuerza de las armas, sino con la construcción de un relato donde él era la única salvación posible y donde cualquiera que pensara distinto debía ser perseguido y eliminado.
Las tácticas que se están utilizando hoy en la Argentina tienen demasiadas similitudes con aquellos regímenes oscuros:
● El desprecio absoluto por las instituciones democráticas.
● La construcción de un enemigo interno para justificar medidas extremas.
● La manipulación mediática para controlar el pensamiento de las masas.
● La implementación de políticas económicas que condenan a los más vulnerables a la miseria.
● El avance de un Estado represivo que, en lugar de proteger, castiga a quienes reclaman derechos.
Argentina vivió esto antes.
Las tácticas que se están utilizando hoy en la Argentina tienen demasiadas similitudes con aquellos regímenes oscuros:
● El desprecio absoluto por las instituciones democráticas.
● La construcción de un enemigo interno para justificar medidas extremas.
● La manipulación mediática para controlar el pensamiento de las masas.
● La implementación de políticas económicas que condenan a los más vulnerables a la miseria.
● El avance de un Estado represivo que, en lugar de proteger, castiga a quienes reclaman derechos.
Argentina vivió esto antes.
En la década del 50 y 60, con militares que usaban uniformes inspirados en el nazismo.
En los 70, con un terrorismo de Estado que eliminaba a quienes pensaban distinto.
Y ahora, en pleno siglo XXI, con un grupo de extremistas que, bajo el disfraz de la "LIBERTAD", están implementando un modelo de exclusión brutal que golpea a los jubilados, a los trabajadores, a los que necesitan medicamentos, a los que simplemente quieren vivir en paz.
La diferencia entre la política y la tiranía:
Los verdaderos líderes gobiernan con el pueblo, no en su contra.
La diferencia entre la política y la tiranía:
Los verdaderos líderes gobiernan con el pueblo, no en su contra.
La política debe ser el arte de la construcción, no de la destrucción.
Sin embargo, los que hoy manejan el poder desde las sombras han decidido que su proyecto solo puede sostenerse a través de la confrontación permanente, del desmantelamiento del Estado y de la entrega de los recursos nacionales.
No están aquí para solucionar problemas, sino para dinamitar cualquier estructura que impida la concentración absoluta del poder en pocas manos.
"Milei y Caputo" construyen su discurso sobre la idea de que el Estado debe ser destruido, pero no dudan en usarlo cuando les sirve.
"Milei y Caputo" construyen su discurso sobre la idea de que el Estado debe ser destruido, pero no dudan en usarlo cuando les sirve.
No dudan en exprimirlo para enriquecer a los que verdaderamente manejan el poder.
Y mientras el Presidente juega a ser el león que ruge contra la casta, su entorno se asegura de que el dinero fluya en la dirección correcta.
No hay transparencia, no hay justicia, solo una gran maquinaria de manipulación que sigue el viejo manual de los regímenes totalitarios: crear enemigos, generar miedo y garantizar que la oposición sea silenciada o comprada.
Pero la historia también enseña que estos proyectos tienen fecha de vencimiento.
Pero la historia también enseña que estos proyectos tienen fecha de vencimiento.
Tarde o temprano, los pueblos se cansan de ser pisoteados, de ser empobrecidos, de ser tratados como una variable prescindible en los planes de los poderosos.
Tarde o temprano, la verdad se impone sobre la manipulación, la justicia sobre la impunidad, la memoria sobre la mentira.
La Argentina no puede permitirse seguir el camino de los regímenes que destruyeron naciones enteras en el pasado.
La Argentina no puede permitirse seguir el camino de los regímenes que destruyeron naciones enteras en el pasado.
Los argentinos deben recordar que su poder no radica en el miedo ni en la sumisión, sino en la capacidad de organizarse, de resistir y de exigir que el país no sea gobernado por extremistas disfrazados de salvadores.
Porque la historia nos muestra que cuando el odio se convierte en política de Estado, la tragedia es solo cuestión de tiempo.
NOTA, gentileza de "Jaime Alper" (Presidente del Partido Republicano Federal).
NOTA, gentileza de "Jaime Alper" (Presidente del Partido Republicano Federal).
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