Mientras el pueblo se hunde, ellos festejan un triunfo vacío.
La lluvia no cesa. El agua no da tregua.
Y el campo argentino (ese que tantas veces ha sido bastión de nuestra economía), hoy está bajo agua.
Las recientes inundaciones que azotan a la provincia de Buenos Aires no son un hecho aislado: son el resultado de la falta de previsión, de inversión y de respeto por quienes producen.
Desde Chacabuco hasta San Antonio de Areco, pasando por Salto, Zárate, Carmen de Areco, Arrecifes y otras localidades, los campos están anegados.
Desde Chacabuco hasta San Antonio de Areco, pasando por Salto, Zárate, Carmen de Areco, Arrecifes y otras localidades, los campos están anegados.
Las rutas rurales son intransitables.
Los silos bolsa quedaron destruidos.
Los granos almacenados, perdidos.
La soja y el maíz que aún esperaban cosecha, podridos.
Y el productor, solo. Como tantas veces.
Sin respaldo, sin ayuda, sin siquiera un gesto de sensibilidad.
Pero lo más doloroso no es la tragedia natural, es la indiferencia política.
Mientras miles de familias rurales ven cómo se esfuman años de trabajo, desde los búnkers de campaña se festeja.
Pero lo más doloroso no es la tragedia natural, es la indiferencia política.
Mientras miles de familias rurales ven cómo se esfuman años de trabajo, desde los búnkers de campaña se festeja.
Se festeja un supuesto triunfo electoral con una participación del 55% del padrón.
Es decir, con la ausencia de casi la mitad del pueblo. ¿Qué celebran?. ¿El sillón ganado?.
¿La banca asegurada?. ¿O simplemente la desconexión total con la realidad?.
Porque la realidad es esta, el campo se ahoga y la economía se desploma.
Porque la realidad es esta, el campo se ahoga y la economía se desploma.
Y quienes deberían gobernar, miran para otro lado.
Una economía que no resiste otro golpe:
Cada hectárea inundada es una tonelada menos que se cosecha.
Cada hectárea inundada es una tonelada menos que se cosecha.
Y cada tonelada menos, son dólares que no ingresan.
Hoy, la falta de piso en el campo se convierte en falta de respaldo para toda la economía argentina.
La pérdida de granos almacenados y de cultivos listos para cosecha implica una baja estimada de más de 2.000 millones de dólares en exportaciones.
La pérdida de granos almacenados y de cultivos listos para cosecha implica una baja estimada de más de 2.000 millones de dólares en exportaciones.
Eso no solo afecta al productor: afecta al Tesoro Nacional, a las reservas del Banco Central, a la capacidad del país para cumplir con el FMI y a la tranquilidad de cada argentino que ya no sabe cuánto costará el pan mañana.
La cadena es clara: menos cosecha → menos exportación → menos dólares → más presión sobre el tipo de cambio → más inflación → más pobreza.
¿Y el gobierno?... Ausente.
La cadena es clara: menos cosecha → menos exportación → menos dólares → más presión sobre el tipo de cambio → más inflación → más pobreza.
¿Y el gobierno?... Ausente.
¿Y la dirigencia política que hoy se embriaga de festejos?.
Más preocupada por las encuestas que por el barro que se traga al país.
Lo que se viene: hambre, deuda y bronca.
Las próximas semanas serán clave.
Las próximas semanas serán clave.
No solo por el calendario electoral.
Sino porque lo que no se coseche ahora, no se recupera.
Lo que no se exporte, no entra.
Y lo que no se recaude, no se paga.
Con la campaña de trigo comprometida por suelos saturados, con la soja y el maíz perdidos, con los silos inutilizables y los caminos cortados, la economía rural está al borde del colapso.
Con la campaña de trigo comprometida por suelos saturados, con la soja y el maíz perdidos, con los silos inutilizables y los caminos cortados, la economía rural está al borde del colapso.
Y cuando colapsa el campo, colapsa la Argentina.
Porque este modelo económico no se sostiene si no hay dólares.
Porque este modelo económico no se sostiene si no hay dólares.
Y los dólares no se imprimen, se producen.
Se siembran. Se cosechan.
Pero hoy no hay siembra ni cosecha.
Hay inundación y abandono.
Una dirigencia que perdió el rumbo y la vergüenza:
Desde nuestra agrupación "Mejor que Prometer es Realizar", y desde nuestra responsabilidad como militantes, como ciudadanos y como hombres comprometidos con la verdad, no podemos callar ante esta irresponsabilidad generalizada.
No se puede seguir festejando con el 45% del pueblo ausente de las urnas.
Desde nuestra agrupación "Mejor que Prometer es Realizar", y desde nuestra responsabilidad como militantes, como ciudadanos y como hombres comprometidos con la verdad, no podemos callar ante esta irresponsabilidad generalizada.
No se puede seguir festejando con el 45% del pueblo ausente de las urnas.
No se puede hablar de legitimidad cuando la mitad de la ciudadanía está desilusionada, y la otra mitad está bajo el agua.
No se puede construir futuro desde la insensibilidad, ni desde la comodidad de un cargo.
Nosotros no queremos un Estado ausente. Queremos un Estado presente.
Nosotros no queremos un Estado ausente. Queremos un Estado presente.
Que asista, que planifique y que invierta.
Que no olvide que el interior también existe.
Que no gobierne para los medios, sino para el pueblo.
Hoy el campo se inunda, pero mañana puede ser el país entero.
Aún estamos a tiempo de revertir esta historia.
Hoy el campo se inunda, pero mañana puede ser el país entero.
Aún estamos a tiempo de revertir esta historia.
Pero no con promesas vacías, sino con hechos.
Porque como decimos siempre: mejor que prometer… es realizar.
NOTA, gentileza de Germán Andrés Infanti
Dirigente platense e integrante de la Mesa Sindical de la Agrupación “Mejor que Prometer es Realizar”.
Porque como decimos siempre: mejor que prometer… es realizar.
NOTA, gentileza de Germán Andrés Infanti
Dirigente platense e integrante de la Mesa Sindical de la Agrupación “Mejor que Prometer es Realizar”.
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