El Acompañamiento Terapéutico es una Herramienta Esencial, tratada como algo Superficial:


Una profesión clave para la inclusión que sigue precarizada:

Cuando comencé a estudiar la carrera de "Acompañamiento Terapéutico", me encontré con un mundo completamente distinto al que conocía. 

Descubrí realidades que van más allá de la voluntad de los propios profesionales, marcadas por el desconocimiento, la falta de políticas públicas y la estigmatización social.

En Argentina, la Ley Nacional N° 26.657/10 de Salud Mental y Adicciones estableció un cambio de paradigma, promoviendo la desmanicomialización y el cierre progresivo de los hospitales psiquiátricos. 

Sin embargo, la realidad muestra que no se han logrado avances significativos en la creación de dispositivos sustitutivos, como hospitales de día o casas de medio camino. 

La falta de inclusión laboral y el estigma social siguen afectando a las personas que salen de internaciones prolongadas, muchas veces tildadas despectivamente como "locos".

En la provincia de Buenos Aires, la Resolución N° 1040/14 creó la carrera de Acompañante Terapéutico, y la Resolución N° 1221/15 habilitó el título de Técnico Superior en Acompañamiento Terapéutico (TSAT), con matrícula profesional del Ministerio de Salud. 

Esto significó un avance en la profesionalización del rol, pero la realidad laboral sigue siendo alarmante.

Origen y evolución del Acompañamiento Terapéutico:

El Acompañamiento Terapéutico surgió en los años 70, cuando el psiquiatra "Eduardo Kalina" comenzó a incorporar asistentes para sus pacientes, a quienes denominó "amigos calificados". 

A partir de ahí, la práctica se expandió, pero con una gran brecha entre la experiencia empírica y la formación técnica.

Hoy, aunque existe formación profesional específica, el sector se enfrenta a una situación de "río revuelto, ganancia de pescadores". 

Surgen cursos de dudosa validez, centros categorizados que pagan menos de lo establecido por ley y obras sociales que imponen requisitos arbitrarios para evitar brindar la cobertura del servicio.

Precarización laboral y explotación en el sector:

Desde el inicio en la profesión, es evidente la precarización laboral. 

Las obras sociales y prepagas imponen condiciones abusivas:

*Honorarios indignos y pagos atrasados:
En 2021, IOMA pagaba menos de $1.000 la hora y exigía monotributo, seguros y cuenta corriente, demorando pagos entre 60 y 120 días. 

En 2025, la tarifa ronda los $4.000 por hora, pero con demoras de hasta seis meses, generando una pérdida de poder adquisitivo constante.

*Centros de salud que explotan a los profesionales:
Muchos pagan menos de lo establecido por ley, aprovechándose de la necesidad laboral de los AT.

*Cursos fraudulentos:
Se dictan cursos pagos con resoluciones inventadas, prometiendo acceso laboral que luego no se concreta porque las obras sociales no los reconocen.

*Doble estándar en la contratación:
Mientras que a los AT se les exige formación y matrícula, muchas obras sociales otorgan la prestación solo a estudiantes de psicología con el 75% de la carrera aprobada, psicopedagogos o maestras de inclusión, confundiendo funciones y perjudicando a los acompañantes terapéuticos.

La importancia del Acompañamiento Terapéutico y el reclamo por condiciones dignas:

El Acompañamiento Terapéutico es mucho más que una figura de apoyo: es un sostén diario, un andamiaje emocional y una "prótesis psíquica" para evitar crisis y facilitar la integración social. 

Su rol no es el de un psicólogo ni el de un docente de apoyo, sino el de un profesional capacitado para acompañar a la persona en su vida cotidiana, favoreciendo su autonomía y bienestar.

Sin embargo, la precarización salarial es evidente. 

Mientras una consulta particular con un psiquiatra ronda los $65.000 y con obra social cuesta $35.000, y una sesión con un psicólogo particular cuesta $50.000 ($25.000 con obra social), los AT reciben entre $3.200 y $6.000 por hora con obra social, o $10.000 en el mejor de los casos de manera particular. 

El módulo de "Maestra de Apoyo" que usan los centros es de $300.000 por 88 horas mensuales, lo que equivale a $3.409 por hora, menos de lo que cobra una persona por tareas domésticas.

Un llamado a la acción: visibilizar, exigir y cambiar:

Es hora de que el Acompañamiento Terapéutico sea reconocido y valorado como la profesión esencial que es.

*A las familias:
Infórmense sobre sus derechos, exijan prestaciones adecuadas y no permitan que las obras sociales impongan barreras injustificadas.

*A los profesionales:
Organicémonos para exigir honorarios dignos, pagos en tiempo y forma, y la regulación efectiva del ejercicio profesional.

*A la sociedad:
No podemos seguir permitiendo que se trate al Acompañamiento Terapéutico como un lujo o un servicio superficial. 

Es un derecho fundamental para muchas personas y debe ser garantizado.

No somos un problema, somos parte de la solución. 

Pero necesitamos condiciones laborales justas para seguir acompañando con la dedicación y compromiso que esta profesión merece.

Nota, gentileza "Néstor Oscar Sierra" Técnico Superior en Acompañamiento Terapéutico (MP 236.272).



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